Encontramos nuestro vagón mientras un agudo silbido suena a lo lejos. De repente, un movimiento nos empuja y comienza el traqueteo inconfundible bajo nuestros pies, miramos a nuestro alrededor y el paisaje cobra vida. Entonces tomamos asiento porque nuestro viaje ha comenzado.
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20 junio, 2013

EL TRANSAFRICANO AZUL

El sur del continente africano dispone de una amplia red ferroviaria que presenta una variada gama en cuanto a trenes de vapor se refiere. El Blue Train o Tren Azul es el más conocido y galardonado de todos los trenes panorámicos que hoy en día atraviesan los bellos paisajes de Sudáfrica.

El ferrocarril apareció en Sudáfrica el 26 junio de 1860 cuando se inauguró el primer tren de vapor en la costa este, unía Durban con The Point y contaba con apenas tres kilometros de trayecto. En 1862 la línea entre Ciudad del Cabo y Eerste River, iniciada tres años antes, tan solo había avanzado 34 kilómetros ya que se encontraba bloqueada por las montañas de granito. Por aquel entonces África estaba aun poco poblada e industrializada y solo importaba lana, marfil y cuero a través de carreteras mediocres y exiguos servicios. No obstante, en 1867, entre algunos guijarros de río estaría el cambio que el país necesitaba: se descubrió el primer diamante en el norte del Orange River. Con el tiempo el inmenso campo diamantífero de Kimberley propició la creación de una ciudad y Sudáfrica entró progresivamente en la modernidad. Era el inicio de una auténtica vía férrea sobre los yacimientos de oro en la frontera del Transvaal y del Bechuanaland. 
La puesta en marcha de un proyecto ferroviario que comunicara aquellos preciados territorios nació de la visión de Cecil Rodhes, primer ministro británico de 1890 a 1896 y dueño de la compañía De Beers (encargada de la explotación y monopolio del comercio mundial de los diamantes de Sudáfrica). Un trazado ferroviario que atravesaría las colonias británicas del sur al norte de África, de Ciudad del Cabo a El Cairo. Con esta intención fue inaugurada la línea entre Ciudad del Cabo y las minas de Kimberley que se prolongó luego hasta Johannesburgo. En 1905 llegaría a las cataratas Victoria atravesando un gran puente de 152 metros de largo que cruzaba el río y que, aun hoy, ofrece una asombrosa vista de la garganta de 108 metros por la que se precipita el río Zambeze. 
El Blue Train a su paso por el río Zambeze
El Tren Azul apareció por primera vez en el año 1923 con el nombre oficial de Union Limited o Union Express haciendo la ruta entre Johannesburgo y Ciudad del Cabo. Tras 10 años, sus vagones de madera fueron reemplazados por otros de acero equipados con aire acondicionado y pintados de azul. A partir de entonces para todos pasó a llamarse el Blue Train o Die Bloutrein en afrikáans. Nombre que no se haría oficial hasta 1946. A principios de los setenta se transformó en un nuevo tren completamente reinventando. Los dieciocho vagones zafiro del Blue Train eran arrastrados por tres locomotoras eléctricas, a la altura de Aar se pasaba a la tracción diésel. Tres veces por semana durante todo el año invitaba a sus afortunados pasajeros a retomar el gran sueño de alcanzar Pretoria desde Ciudad del Cabo y a la inversa. Fabulosos paisajes desfilaban detrás de las ventanillas ahumadas, los cuales podían ser igualmente contemplados desde la pantalla gigante del vagón-club que retransmitía en directo las instantáneas filmadas desde el techo del primer vagón.
En la actualidad la ruta del Tren Azul se realiza semanalmente. Un recorrido normal entre Pretoria y Ciudad del Cabo dura aproximadamente 27 horas tras dejar atrás 1.600 kilómetros de travesía. Una vez salimos de la estación Central en Pretoria atravesaremos los famosos campos dorados de Witwatesrand. El tren proseguirá su ruta hasta llegar a la mundialmente conocida ciudad de Kimberley, donde hará una parada para que los pasajeros puedan contemplar más de cerca las minas de diamantes. Desde allí el tren partirá directo al valle de Paarl, donde se producen los mejores vinos del país. Es entonces cuando encontramos otro paisaje incomparable: el de las enormes cumbres que rodean el río Hex. Unas montañas que adquieren un peculiar color púrpura tras el atardecer. Aquí, varios túneles fueron excavados en el entramado rocoso que bordea el río mientras la ruta prosigue hacia el sur, antes de llegar al árido desierto de Karoo. Empinadas laderas y montañas escarpadas nos acompañarán durante las últimas horas antes de alcanzar Ciudad del Cabo que surgirá tras divisar la singular silueta de la Table Mountain: una prominente montaña rocosa que destaca en el horizonte por su cima completamente plana y que es todo un símbolo del país.

vista nocturna de Ciudad del Cabo bajo la Table Mountain 
En sentido inverso, el Tren Azul ofrece la posibilidad de alargar la travesía y recorrer el norte de Sudáfrica con una última parada más allá de Pretoria hasta la frontera con Zimbabwe donde se podrán contemplar las cataratas Victoria, descubiertas por el explorador británico David Livingstone en 1855. 
Interior del Blue Train 
Un auténtico hotel de cinco estrellas en forma de catorce elegantes cabinas rodantes que ofrecen a sus ochenta y dos pasajeros todo cuanto puedan precisar. Bañeras en las suites, tres aguas en los grifos, equipos de sonido y vídeo, climatización individual y una decoración exquisita para disfrutar a una velocidad máxima de noventa kilómetros por hora. Además cuenta con dos amplios salones, una sala de lectura y otra panorámica, sin olvidar el vagón-restaurante con cabida para cuarenta y dos comensales y una exquisita cocina que elabora una carta con hasta diez platos distintos en el menú del día.  



Más información: http://www.bluetrain.co.za

10 junio, 2013

EL EXPRESO AFGANO

The Ghan es la abreviatura por la que se conoce a The Afghan Express, un tren cuyo nombre proviene de los míticos camellos afganos que hace casi 150 años fueron introducidos en Australia para realizar diversos tipos de transporte a lo largo del desierto antes de la llegada del ferrocarril. Actualmente, este expreso completa una extensa ruta que une las planicies de Adelaida, al sur, con la ciudad de Darwin frente a la costa norte del país. 

El tren inicia su periplo después del mediodía en la ciudad de Adelaida dejando atrás viñedos, desierto y matorrales en las regiones costeras de Coonamia y Puerto Augusta. Las colinas de Flinders Ranges componen un paisaje espectacular mientras el tren se aproxima a los 85 kilómetros por hora. Más tarde cruzará Dog Fence y atravesará a toda velocidad Cadney Homestead, puerta de entrada al desierto Pintado. Por la mañana del día siguiente, traspasa la frontera del Territorio del Norte y viaja a través de Kulgera, un pequeño pueblo de monte. Su primera parada es Alice Springs, allí podremos visitar la Simpson’s Gap y la ruta Larapinta Trail en helicóptero o incluso tomar un quad para recorrer el desierto. Con la salida de Alice al atardecer la tierra roja y los cielos azul cobalto toman la esencia del centro del país para reinventarla con cada hora que pasa. Siguiendo  su ruta el expreso surca a gran velocidad la ciudad de Tennant Creek, antes dedicada a la extracción de oro, y llega al histórico municipio de Katherine donde descansará unas horas para que los viajeros puedan adentrarse en el Parque Nacional de Nitmiluk en un crucero de observación o descender en canoa por el río Katherine. El siguiente punto de interés del recorrido es a la antigua ciudad minera de Pine Creek y el río Adelaide, que en su día albergó un cuartel militar de la II Guerra Mundial. 
Tras dos días de viaje, en el tramo final el paisaje se funde en una flora subtropical que concluye en la ciudad de Darwin, capital de los Territorios del Norte de Australia y punto de partida hacia las cataratas, las pozas rocosas del Parque Nacional de Litchfield y las coloridas comunidades de las islas Tiwi. 
Esta ruta que surca el país de norte a sur se basa en el trayecto que realizara en 1862 John McDouall, un ingeniero escocés que consiguió cruzar el continente de punta a punta. Un camino que seguirían los buscadores de oro y ganaderos durante años y que, una década más tarde, utilizara la Overland Telegraph para comunicar las ciudades de Adelaida y Darwin con el resto del continente. 
Estación de Alice Springs
La construcción del trazado ferroviario comenzó en 1878 y cada dos años aproximadamente se fueron abriendo nuevas estaciones en el tendido férreo. Lentamente, la línea fue levantada desde Puerto Augusta a Oodnadatta, donde finalmente se abandonó durante casi cuarenta años. En ese tiempo los convoyes de camellos llevados por trabajadores afganos recorrían el país desde Alice Springs llevando pasajeros y cargas hasta Oodnadatta. La última sección se terminó en 1929 y hasta ese momento esta parte todavía necesitaba de camellos para completarse. Estos animales eran esenciales en el árido territorio del desierto por lo que llegarían desde Afganistán y Persia en 1865 para explorar el interior del continente australiano. El logo simbólico que luce cada vagón sobre el acero de su armazón reconoce esta hazaña.

En 1980 un nuevo ancho de vía reemplazó al original y desde 2004 las formaciones están bajo la protección de la compañía Great Southern Railway. La línea transcurre a unos 170 kilómetros al oeste de la original debido a que las intensas lluvias obligaron a desviar el trazado para asegurarlo. Caracterizado por su enorme máquina roja y sus vagones plateados, el Ghan mide 757 metros de largo y está formado por una treintena de vagones. La composición más larga llegó a extenderse 1,2 kilómetros (el equivalente a 52 coches) y se utilizó en el viaje inaugural a Darwin en 2004. Aproximadamente, unas sesenta mil personas recorren cada año los 2.979 kilómetros de este viaje.
Interior del vagón restaurante
El Ghan ofrece dos servicios por semana (uno en temporada baja de noviembre a mayo), en tres categorías: Platinum con un camarote en suite con cama doble y salón privado, y Gold con una cabina privada para dos, los cuales incluyen todas las comidas; y la opción más económica, la categoría Red Service, con pequeñas cabinas para dormir o asientos reclinables. Marca la diferencia su cuidada restauración, con una amplia selección de platos y vinos para degustar durante la travesía por el desierto australiano.
Una oportunidad irresistible para descubrir el salvaje Outback y apelar al espíritu pionero que el Expreso afgano lleva dentro. Una ruta que el año próximo cumplirá una década y que la compañía australiana celebrará con nuevas propuestas exclusivas para disfrute de sus pasajeros y para demostrar que subirse al Ghan es necesario, al menos, una vez en la vida.


Más información: http://www.greatsouthernrail.com.au/site/the_ghan.jsp