Encontramos nuestro vagón mientras un agudo silbido suena a lo lejos. De repente, un movimiento nos empuja y comienza el traqueteo inconfundible bajo nuestros pies, miramos a nuestro alrededor y el paisaje cobra vida. Entonces tomamos asiento porque nuestro viaje ha comenzado.
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20 octubre, 2014

EL ESCÉNICO DE COLORADO

La forma más cómoda de subir a la cima de la montaña más visitada de Norteamérica es a bordo de un tren de cremallera. Hablamos del Manitou & Pikes Peak, en Colorado, un transporte ferroviario que desde 1891 se eleva hasta los 4.302 metros en poco más de una decena de kilómetros, convirtiéndose así en el tren de cremallera que circula a más altura del mundo.

Llamado Pikes por el explorador Zebulon M. Pike quien dirigió una expedición a la zona en 1806, este pico está situado en la cordillera Front, en el centro del estado de Colorado y en la parte oriental de las Montañas Rocosas. La conocida como la montaña nacional tiene una altura de 4.303 metros y fue escalada por primera vez en 1820. Es famosa por sus increíbles vistas, su ferrocarril alpino y su idoneidad para los deportes de aventura. A finales de 1880, uno de los turistas que visitaba la región de Pikes Peak era el empresario Zalmon Simmons, quien por entonces ascendía la montaña a lomos de una mula para comprobar uno de sus inventos: un aislante para los cables del telégrafo que subían hasta la cima. En aquellos días el arduo viaje de dos días en mula era la única manera de llegar hasta lo más alto. Asombrado con semejantes vistas, Simmons convino que aquel paraje debía ser disfrutado de una manera más confortable y a su regreso se dispuso a aportar el capital necesario para hacerlo posible. En 1889, se fundó la compañía ferroviaria Manitou & Pikes Peak y empezó la construcción de la línea. La era del vapor dominaba las vías así que se compraron locomotoras Baldwin fabricadas en Philadelphia. La primavera de 1891 se presentó con fuertes nevadas y hubo que retrasar la inauguración de la línea hasta junio. El primer tren de pasajeros hizo su subida la tarde del 30 de junio. En poco tiempo se ofrecía un servicio que llegaba hasta el hotel. De las seis originales, solo la locomotora n. 4 está aún operativa y junto a la restaurada máquina lleva a cabo cortas distancias.


Una nueva era comenzó a finales de 1930 con la introducción de la gasolina y el diésel como combustibles. Spenser Penrose, el propietario del hotel Broadmoor adquirió el ferrocarril en 1925 con lo que introdujo nuevos vagones compactos que podían llevar un menor número de pasajeros durante la temporada baja. Estos esfuerzos culminaron en la máquina n. 7, una unidad para 23 pasajes, que haría su primera salida en junio de 1938. La experiencia fue un tremendo éxito y en un año se pondría sobre los raíles la primera locomotora de cremallera eléctrica-diésel, la n. 8, fabricada por la General Electric. Estas nuevas máquinas eliminaban la necesidad de parar para abastecerse de agua y el uso masivo del carbón. Además, cada vagón podía llevar hasta 56 pasajeros con estilo y confort. 
La era moderna de este ferrocarril empezó con el pedido de coches a los suizos. A principios de los sesenta el turismo creció en Colorado con lo que la línea necesitaba de nuevos equipamientos, aunque esta vez la General Electric no estaba interesada en el proyecto. Las primeras unidades en llegar de Suiza fueron puestas en servicio en 1964. El viaje de 15 kilómetros demora, ida y vuelta, poco más de tres horas. La primera parte del trayecto es muy empinada y transcurre a lo largo del arroyo Ruxton en el Cañón Englemann por un bosque de pinos y abetos. A mitad del camino, en Mountain View, se puede ver la cumbre del Pikes Peak. Desde ese punto la vía vuelve a ser empinada y el tren sigue trepando con el lago Moraine y el Monte Almagre de fondo rodeado de los pinos más longevos del planeta. Los últimos kilómetros muestran las Grandes Llanuras, más allá de la frontera entre Colorado y Kansas. En la cima se puede permanecer media hora como máximo, ya que muchos comienzan a sentir los efectos de la altitud. Si el día está despejado se ven los rascacielos del downtown de Denver, capital de Colorado. En este lugar la vista no alcanza tanta amplitud, el horizonte no tiene fin y las grandes cadenas montañosos forman una maqueta perfecta. 


Más información: http://www.cograilway.com/