Encontramos nuestro vagón mientras un agudo silbido suena a lo lejos. De repente, un movimiento nos empuja y comienza el traqueteo inconfundible bajo nuestros pies, miramos a nuestro alrededor y el paisaje cobra vida. Entonces tomamos asiento porque nuestro viaje ha comenzado.
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26 noviembre, 2012

GRANDES ESTACIONES: LA ESTACIÓN DE ORSAY

En el siglo XVII la zona que se encontraba frente al Louvre, al otro lado del Sena, era un enorme jardín propiedad de la Reina Margarita de Valois. Tras su muerte, el espacio fue adquirido por la aristocracia que levantó allí elegantes palacetes y suntuosos jardines. Dos siglos más tarde, justo en el lugar que fuera elegido para construir la estación de Orsay, se encontraban la Caserna de la Caballería y el Palacio de Orsay. En 1871, en la época de la Comuna, el barrio fue incendiado permaneciendo en precarias condiciones durante tres décadas. No fue hasta la Exposición Universal de 1900 cuando surgieron nuevos proyectos para la capital francesa, entre ellos, construir una estación que permitiera traer a los visitantes al mismo centro de la ciudad evitando así el paso por la periférica estación de Austerlitz. Así, en 1898, el Estado eligió a Víctor Laloux (autor del ayuntamiento parisino) para llevar a cabo el proyecto: integrar una estación de trenes en aquel elegante barrio repleto de  palacios y edificios monumentales. Por este motivo, Laloux decidió cubrir la fachada exterior de piedra caliza blanca para integrarla mejor en el prestigioso vecindario y el cercano Palacio del Louvre. Se utilizaron doce mil toneladas de acero y treinta y cinco mil metros cuadrados de vidrio, pero en tan solo dos años la estación estuvo lista (aunque en principio, como le pasó a la Torre Eiffel, no fue muy bien aceptada). Para completar el impecable proyecto un hotel adyacente daba albergue a 400 personas. Además, aquellos nuevos trenes evitaban los molestos efectos del humo y del vapor, por lo que se conservaba intacta la elegancia tanto fuera como dentro del recinto.
El 14 de julio de 1900 la orilla izquierda del Sena quedó oficialmente ocupada por un soberbio edificio de 188 metros de largo y 75 metros de ancho. La terminal era de estilo modernista y en su interior alojaba un gran hall de 32 metros de altura, una recepción en la planta baja que distribuía los viajeros en varios ascensores y montacargas para los equipajes, a lo que se añadían dieciséis vías que reposaban en el subsuelo, con sus trenes y la tracción eléctrica. 
A partir de 1930 y durante casi una década la estación encabezó la línea suroeste del país uniendo París con Orleáns. Con el tiempo, sus andenes resultaron insuficientes debido a la electrificación progresiva de las líneas férreas, y a la prolongación de trenes y enlaces dado el progresivo crecimiento de la ciudad. Después de ser usada con diversos fines militares en la segunda Guerra Mundial, servir de escenario de películas y hasta como refugio temporal para una compañía teatral, la estación de Orsay cayó en desuso. Amenazada de demolición y de reemplazo por un gran hotel moderno, se benefició de un renovado interés estatal por el siglo XIX, lo que propició su inscripción en el inventario suplementario de monumentos históricos el 8 de marzo de 1973. Poco después, se planteó la posibilidad de establecer aquí la sede de un museo de arte por lo que se empezó a restaurar aquel magnífico edificio designado finalmente como monumento histórico en 1978.
Detalle de la bóveda de cristal
Hoy, esta antigua estación que abrió sus puertas en 1986 gracias a la aclamada remodelación de arquitectos franceses e italianos (Philippon, Colboc y Bardon con la adaptación interior de Gae Aulenti), es uno de los museos más reconocidos del mundo. Se recuperó la bóveda original y se reconstruyeron terrazas y galerías para articular el espacio interior en tres niveles horizontales. Un lugar inigualable para una excepcional colección de arte de mediados del siglo XIX y principios del XX, en total unas 4.000 piezas expuestas en 80 galerías. Desde 2011 el museo afronta una nueva etapa tras dos años de renovaciones (valoradas en 25 millones de euros), que han permitido ampliar en dos mil metros sus galerías principales.
Quien le iba a decir a aquella vetusta estación incapaz de seguir el paso del tiempo, que más de un siglo después de su inauguración iba a ser transitada por más de setenta millones de visitantes.

Para más información: http://www.musee-orsay.fr