Encontramos nuestro vagón mientras un agudo silbido suena a lo lejos. De repente, un movimiento nos empuja y comienza el traqueteo inconfundible bajo nuestros pies, miramos a nuestro alrededor y el paisaje cobra vida. Entonces tomamos asiento porque nuestro viaje ha comenzado.
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17 marzo, 2013

GRANDES ESTACIONES: LA ESTACIÓN CENTRAL, MILÁN


A finales de los años cincuenta del siglo diecinueve solo dos pequeñas estaciones funcionaban en Milán: Porta Nuova y Porta Tosa, que además no estaban conectadas. Con la población en aumento se hacía necesario diseñar un centro de transporte integrado para dar viabilidad a recorridos nacionales e internacionales, y que a su vez fuera capaz de reflejar el creciente prestigio de la ciudad. Se construía así la Estación Central al norte de la ciudad de Milán en 1864, de marcado estilo francés pues tal era el origen de su arquitecto Louis-Jules Bouchot.
Estación Central, Milán 1864
A principios del siglo siguiente se levantaría el edificio actual para reemplazar la vieja estación ya que no podía manejar el aumento del tráfico de pasajeros ocasionado por la apertura del Túnel de Sempione  en 1906. Ese mismo año el rey Víctor Manuel III colocaba la primera piedra si bien el proyecto no se inició hasta 1912 cuando el arquitecto Ulisse Stacchini y el ingeniero Alberto Fava se adjudicaron el concurso de la nueva terminal. En un principio se tomó como referencia la Union Station de Washington, aunque su construcción debido a la precaria situación económica de la época se ralentizó y sufrió no pocas rectificaciones. Después llegaría Mussolini quien decidió convertir el proyecto en símbolo del poder y opulencia de su gobierno lo cual introduciría varias modificaciones como las grandes cúpulas de acero que cubrían más de 66 mil metros cuadrados de vías. Así, el resultado de su estilo arquitectónico da muestras de variadas influencias: Neoclasicismo, Liberty o Art Nouveau y Art Deco. Incluso el término "Assiro-milanés" también se utiliza en relación con la portada del edificio, presumiblemente para definir las columnas clásicas, los motivos y bajorrelieves. Sin duda, es esta suma de influencias la que le confiere su gran majestuosidad y belleza. La terminal fue oficialmente inaugurada en 1931, convirtiéndose en poco tiempo en una de las principales estaciones del continente.
        Plaza del Duque de Aosta 
La fachada de la estación, con un ancho de 200 metros, muestra la simetría de un conjunto voluptuosamente decorado, rematado con motivos alegóricos y romanos. Desde la Plaza del Duque de Aosta, lucen dos enormes caballos alados sobre el frontón, que recuerdan a los del  Templo Mayor de la antigua ciudad etrusca de Tarquinia. Asimismo, las volutas y medallones proliferan por doquier en el interior. Una arquitectura monumental realizada con economía de medios: la parte superior de la pared se decora con cemento que imita al mármol, aparecen también elementos decorativos en yeso para los frisos de las puertas de acceso (adornadas con símbolos zodiacales), y de igual modo abunda el cemento en estatuas, cornisas y multitud de adornos.  
En cuanto entramos en el edificio se vislumbra el enorme atrio que alberga el acceso a la estación de metro. Desde aquí encontramos un primer hall de inspiración renacentista del que parte la escalinata de entrada al vestíbulo principal, cuya espectacular altura impresiona al visitante. En este lugar es donde discurre toda la actividad de la terminal, bajo enormes cristaleras cenitales que recuerdan considerablemente a las de la parisina estación de Orsay.
andenes bajo la marquesina
Una terraza sobre la zona de andenes permite ver desde arriba las marquesinas. La mayor de ellas tiene una luz libre de 72 metros, la más grande de toda Italia, y la longitud cubierta por ellas es de 341 metros, (casi la longitud de una doble composición de trenes de alta velocidad), algo que rebasa con mucho a las marquesinas de las grandes estaciones francesas.
Las veinticuatro plataformas se encargan de distribuir el notable tráfico de todo tipo de trenes. En los andenes puede contemplarse la extensa colección de trenes italianos de alta velocidad (Frecciarossa, Frecciargento y Frecciabianca) así como trenes convencionales europeos como los ETR-610 de la vecina Suiza o los TGV franceses. A estos se unen las unidades del Malpensa Express que salen de la estación central cada media hora hacia el principal aeropuerto internacional milanés. En total, cada día, 600 trenes dan servicio a 350.000 pasajeros aproximadamente, lo que la convierte en la segunda estación italiana en importancia por detrás de Roma Termini.
En las dos últimas décadas se han introducido diversas mejoras, tales como la instalación de escaleras mecánicas, amplios espacios para la zona de taquillas o la puesta en marcha de una zona comercial, que rompe la solemnidad del vestíbulo.
vestíbulo principal de la estación 
La restauración llevada a cabo en  2005 permitió recuperar el esplendor original de la estación. Se descubrieron los bajorrelieves del gran vestíbulo central, obra del escultor A. Bazzoni, se renovaron los artesonados de la galería y los mosaicos que revestían el suelo además de las numerosas esculturas repartidas por todo el recinto. Se reservó el paso a los peatones de la denominada Galería de los Carruajes y se abrieron nuevos espacios interiores. Todo ello sin interrumpir en ningún momento el concurrido tráfico ferroviario.
Siguiendo el modelo actual que explota la máxima funcionalidad de los grandes edificios antiguos, la estación ha sido acondicionada para acoger treinta mil metros cuadrados dedicados a tiendas y restauración. Todo ello distribuido en cuatro plantas abiertas a toda clase de artículos dispuestos a no dejar indiferente al visitante.

Más información: http://www.milanocentrale.it