Encontramos nuestro vagón mientras un agudo silbido suena a lo lejos. De repente, un movimiento nos empuja y comienza el traqueteo inconfundible bajo nuestros pies, miramos a nuestro alrededor y el paisaje cobra vida. Entonces tomamos asiento porque nuestro viaje ha comenzado.
Entradas

05 mayo, 2013

GRANDES ESTACIONES: ROSSIO, LA ESTACIÓN CENTRAL DE LISBOA


Levantada a finales del siglo XIX, entre los años 1886 y 1887, la estación de Rossio fue inaugurada el 23 de noviembre de 1890, durante la edad de oro del ferrocarril. Su construcción supuso un importante avance para la ciudad de Lisboa que lograba situarse, a principios del siglo XX, a la altura de las grandes capitales europeas. El proyecto fue llevado a cabo por la Companhia Real dos Caminhos de Ferro Portugueses con la colaboración de una compañía belga, e incluía el diseño y construcción de la estación, un túnel ferroviario de 2,6 kilómetros de largo (la mayor obra de ingeniería realizada durante todo el siglo XIX en Portugal), una conexión con la estación de autobuses y un hotel: el Hotel Palace de Lisboa. 
Entrada principal
La terminal, situada entre la Plaza de los Restauradores y la Plaza de Rossio (antiguamente conocida como Plaza de Pedro IV), posee una característica fachada obra del arquitecto luso José Luis Monteiro, quien fundara así un nuevo estilo, el neomanuelino, inspirado en el estilo manuelino original tan difundido en la arquitectura portuguesa del siglo XVI. Una exuberante decoración en la que destacan las dos grandes puertas con forma de herradura que suscriben la entrada principal, sobre cuyos marcos con decoración vegetal puede leerse la inscripción “estación” en el lado izquierdo y el “central” en el derecho. Nueve arcos rematan las ventanas de la primera planta junto con finas 
detalle de la fachada
molduras en las ventanas, para, finalmente, encontrar la cuadrada torre con reloj que corona la parte superior del edificio. Entre ambas puertas se encuentra la figura dedicada al rey-niño Sebastián, obra del artista Simoes de Almeida, un recuerdo que se completa  con los bellos azulejos del interior dedicados también a la vida de este rey, el último, antes de que Portugal perdiera su independencia en 1580. Pero no es el único homenaje ilustre. Si nos fijamos bien, en las ventanas centrales reposan dos medallones que representan las figuras de Stephenson, el inventor del ferrocarril, y Fontes Pereira Melo, el personaje que introdujo este medio de transporte en Portugal.
andenes bajo la cubierta
Nada más pasar por la puerta principal, lo primero que llama la atención es el pronunciado desnivel que supuso levantar la estación sobre la falda de una de las siete colinas que componen la orografía de Lisboa, exactamente, la colina del Bairro Alto. Por este motivo los andenes se encuentran 30 metros por encima de la entrada bajo una impresionante cubierta acristalada. Una estructura abierta y de gran amplitud formada por multitud de arcos de hierro elegantemente sustentados por delgadas columnas de color blanco, un diseño atribuido al mismísimo G. Eiffel.  Las plataformas, al estar situadas en desnivel, se encuentran conectadas por cómodas rampas y escaleras mecánicas que permiten el acceso de los pasajeros hasta la entrada principal. Rossio alberga un buen número de líneas a nivel nacional con destino a Sintra, Lagos y Oporto, y a nivel internacional que conectan con España y Francia. En los últimos años, con el aumento del tráfico de pasajeros y trenes, en especial la línea de Sintra, se hizo necesario descentralizar el tráfico ferroviario con el fin de simplificar el sistema de transporte público de la ciudad. No obstante, los trenes internacionales y de larga distancia comenzarían a hacer paradas en la estación de Santa Apolonia ya en 1957. Actualmente, la moderna estación de Oriente inaugurada en 1998 a cinco kilómetros de Lisboa es la que concentra el mayor tráfico ferroviario de todo el país.
Como casi todas las estaciones, la terminal central de Lisboa ha pasado por importantes mejoras que la han mantenido inoperativa durante cierto tiempo. Una de las más importantes fue la llevada a cabo en 1956, cuando la electrificación de la línea ferroviaria permitió acabar con los incómodos problemas de humo producidos en el interior del túnel. A finales de esa misma década siguieron las obras de ampliación y rehabilitación, si bien no fue hasta 1996 cuando se incorporó el nuevo acceso a la estación de metro situada en la Plaza de los Restauradores y se ampliaron las zonas de aparcamiento. Recientemente, entre 2004 y 2008, se modernizó el túnel subterráneo y, por último, en 2006, se limpió y restauró la fachada que ahora luce en todo su esplendor.

vista nocturna de la Estación Central de Lisboa 
Por su singular belleza y por su envidiable posición estratégica en pleno centro de Lisboa, la estación de Rossio ha sido y sigue siendo un punto de encuentro imprescindible para todos aquellos que hoy se acercan a conocer la ciudad. Símbolo indiscutible de la capital portuguesa es además uno de los lugares más retratados del mundo entero, algo que ya fue reconocido en 1971 cuando se catalogó como Monumento de Interés Artístico Nacional.

Más información: http://www.cp.pt/